- Más de cuatro de cada diez usuarios de móvil que lo han cambiado alguna vez (44,7%) han guardado en casa el antiguo, el 21,2% lo han entregado en una tienda de móviles y el 16,7% se lo han dado a otra persona para que lo siga utilizando.
- El cambio de móvil se realiza cada 2,6 años como media, aunque más de la mitad de los que lo han cambiado en alguna ocasión la última vez que lo hicieron el móvil que dejaron tenía dos años o menos.
- La posesión y cambio de móviles presenta claras diferencias asociadas al sexo, la edad y el estatus socioeconómico de los individuos.
El destino más frecuente de los teléfonos móviles cuando dejan de ser utilizados y se sustituyen por otro es que queden guardados en casa.
Complementariamente, los datos recogidos para la elaboración de este informe de los reflejan que la vida media de los teléfonos móviles se sitúa en torno a los dos años.
Complementariamente, los datos recogidos para la elaboración de este informe de los reflejan que la vida media de los teléfonos móviles se sitúa en torno a los dos años.
Representan más de cuatro de cada diez (44,7%), de quienes han cambiado su teléfono móvil, los que manifiestan que la última vez que lo hicieron guardaron en casa el teléfono que dejaron de utilizar.
A continuación, los comportamientos más frecuentes, aunque los porcentajes de quienes declaran seguirlos son muy inferiores, son entregarlo en una tienda de telefonía (21,2%) y darlo a otra persona para que lo siga utilizando (16,7%).
Tienen carácter minoritario otros comportamientos como entregarlo en un punto limpio (7,4%), tirarlo a la basura (2,2%) o los que específicamente declaran haberlo depositado en un contenedor de recogida de móviles (1,5%).
Son comportamientos, por otra parte, que no presentan ninguna asociación con segmentos específicos de la población en función de las diferentes variables socioeconómicas y demográficas habitualmente utilizadas en el análisis de este tipo de información.
Efectivamente, la edad media que quienes han cambiado en alguna ocasión su teléfono móvil declaran que tenía el último que han cambiado se sitúa en 2,6 años.
Hay que señalar que algo más de la mitad (52,5%) de quienes han cambiado de teléfono lo han hecho a los dos años de poseerlo o un tiempo inferior. Representan algo más de uno de cada cinco (22,1%) los que manifiestan que su último móvil tenía cuando lo cambiaron cuatro o más años.
Se observan diferencias apreciables en la edad media a que se cambia el teléfono atendiendo tanto al sexo como la edad. Así se observa que las mujeres tardan más que los hombres en cambiar el móvil, pues ellas lo cambian como media a los 2,7 años, siendo ese número significativamente superior al que se registra entre los hombres (2,4 años).
Atendiendo a la edad es claro que el cambio de móvil se retrasa a medida que se eleva la edad de los usuarios, de modo que entre los mayores de 45 años se sitúa en los 2,8 años o por encima de ese número los años a que se cambia el móvil, siendo esa antigüedad significativamente superior a la que se registra entre los menores de 35 años, que se sitúa en los 2,4 años o inferior.
Apenas son relevantes las diferencias que se observan atendiendo a variables de status social como son el nivel de estudios o de ingresos de los informantes.
Sólo se puede apuntar que la antigüedad de los teléfonos móviles es a la hora de cambiarlo ligeramente inferior entre quienes tienen estudios secundarios o universitarios y quienes tienen ingresos superiores a los 2.000 euros, en comparación a la que se registra entre quienes tienen estudios primarios completos o inferiores y los que declaran tener ingresos de hasta 2.000 euros o menores.
Sí se observa también alguna diferencia reseñable atendiendo a la comunidad autónoma de residencia de los informantes. En este sentido hay que apuntar que mientras en la Comunidad Valenciana la antigüedad media de los móviles cuando se cambian se sitúa en 2,3 años, en Galicia esa antigüedad es significativamente superior y se sitúa en 2,9 años. Coincide que en esta comunidad, es también en la que el porcentaje de quienes manifiestan haber guardado en casa el teléfono que han dejado de usar cuando lo han cambiado (63,3%) es significativamente superior al que se registra en el conjunto de la muestra y en las demás comunidades con mayor peso poblacional.
Se complementa la información anterior con una aproximación a la penetración de los teléfonos móviles, según la cual representan sólo algo más de uno de cada diez quienes declaran no poseerlo.
Efectivamente los datos de la encuesta sitúan en un 13,2% quienes declaran no poseer móvil, frente a un 67,9% que suponen quienes poseen móvil y lo han cambiado en alguna ocasión y un 18,9% los que lo tienen pero no lo han cambiado nunca.
La variación de los datos relativos a la posesión de móvil varían claramente asociados a las variables de sexo, edad, nivel de estudios o de ingresos siendo reveladores de comportamientos bien diferenciados de la relación que con este medio tienen los usuarios o quienes no lo son.
El porcentaje de quienes declaran poseer móvil y haberlo cambiado en alguna ocasión es significativamente superior entre los hombres (73,3%) con respecto al que se registra entre las mujeres (62,7%), entre los menores de 35 años ( = 87,9%), quienes tienen estudios universitarios (85,4%) y quienes declaran tener ingresos superiores a los 2.000 euros (85,6%).
En cambio, es significativamente inferior entre los mayores de 65 años (32,2%), quienes tienen estudios primarios (52,3%) y quienes tienen ingresos no superiores a los 1.000 euros (53,2%).
Por su parte, la proporción de quienes poseen móvil y no lo han cambiado en ninguna ocasión es significativamente superior entre las mujeres (22,4%) con respecto a la que se registra entre los hombres (15,2%) y entre quienes tienen estudios primarios o inferiores (23,4%) e ingresos no superiores a los 1.000 euros (22,0%) en contraposición a la que se registra entre los que tienen estudios universitarios (12,4%) y quienes declaran tener ingresos superiores a los 2.000 euros mensuales (8,9%).
El colectivo de no poseedores de móvil se registra en un porcentaje significativamente superior entre los mayores de 65 años (42,2%), quienes tienen estudios primarios o inferiores (24,2%) y quienes tienen ingresos de 1.000 euros o inferiores (24,8%), en tanto que ese porcentaje es del 5,5% o inferior entre los menores de 55 años, del 6,4% o inferior entre quienes tienen estudios secundarios o superiores y del 5,5% o menor entre los que tienen ingresos por encima de los 1.000 euros.
En definitiva, la disponibilidad de móvil y de su renovación parecen ser menores a medida que se eleva la edad y según son menores los niveles de estudios y de ingresos de los usuarios.