Madrugar y trasnochar (febrero 2008)

Representan más de seis de cada diez (62,0%) los que declaran que les gusta poco (37,8%) o nada (24,2%) madrugar, frente a algo menos de cuatro de cada diez que manifiestan que les gusta bastante (22,0%) o mucho (15,1%).

El gusto por madrugar presenta diferencias dignas de atención atendiendo a la edad.

Efectivamente, el gusto por madrugar experimenta un profundo cambio con los años: mientras entre los jóvenes, quienes tienen entre 18 y 30 años, representan menos de uno de cada cuatro (23,4%) los que declaran que les gusta bastante o mucho madrugar y tres de cada cuatro señalan que les gusta poco o nada (75,7%), entre los que tienen entre 31 y 40 años los que indican que les gusta bastante o mucho madrugar representan un 35,3% y entre los de más edad el porcentaje de quienes se pronuncian en el mismo sentido se eleva claramente por encima del 40%.

Atendiendo al tamaño de la población de residencia de los informantes también se observan algunas diferencias dignas de consideración. Se eleva apreciablemente entre los residentes en las poblaciones de menor tamaño, inferiores a 10.000 habitantes, la proporción de los que señalan que les gusta poco o nada madrugar (73,2%) y desciende la de quienes en ese mismo ámbito señalan que les gusta bastante o mucho (26,3%), en tanto que en las poblaciones de tamaño medio, entre 10.000 y 100.000 habitantes sólo algo más de la mitad de los residentes (53,9%) declaran que les gusta poco o nada y se sitúan en torno al 46% los que señalan que les gusta bastante o mucho.

A propósito del esfuerzo que representa madrugar son también mayoría los que declaran que les cuesta poco (36,6%) o nada (36,6%), frente a aquellos a los que les cuesta bastante (13,9%) o mucho (12,3%).

En este caso sí se observa una moderada diferencia en función del sexo de los entrevistados. Mientras entre los hombres representan sólo algo más de uno de cada cuatro (22,9%) los que declaran que les cuesta bastante o mucho madrugar, entre las mujeres las que manifiestan la misma opinión suponen un 29,3% y las que señalan que las cuesta bastante o mucho madrugar un 70,4%, frente al 76,3% que opinan del mismo modo entre los hombres.

Fijándonos en la edad también se aprecian claras diferencias en el sentido de que el esfuerzo de madrugar es menor a medida que se eleva la edad.

Entre los que tienen entre 18 y 30 años se eleva significativamente el porcentaje de los que manifiestan que les cuesta bastante o mucho madrugar (41,0%), mientras desciende de forma también significativa el porcentaje de quienes señalan que les cuesta poco o nada (57,5%).

A medida que se eleva la edad desciende el porcentaje de quienes declaran que les cuesta bastante o mucho madrugar, hasta ser significativamente inferior entre los que tienen de 51 a 60 años (15,1%), mientras en ese mismo grupo de edad suponen un 84,9% los que señalan que les cuesta poco o nada.

Es de señalar que entre los integrantes del grupo de edad de mayores de 60 años los datos vuelven a estar más próximos a los que se registran para el conjunto de la muestra, incrementándose con respecto al estrato anterior la proporción de quienes indican que les cuesta bastante o mucho madrugar.

Si ponemos en relación los datos relativos al gusto por madrugar y lo que cuesta se observa que existe una cierta asociación, aunque con ciertos límites. En el grupo de quienes les gusta madrugar representan una mayoría absoluta los que señalan que les cuesta poco o nada hacerlo (87,5%) frente a la minoría de los que les cuesta bastante o mucho (12,5%). Sin embargo, en el colectivo de quienes manifiestan que les gusta poco o nada madrugar se eleva, hasta representar uno de cada tres, la proporción de quienes manifiestan que les cuesta bastante o mucho madrugar (34,8%), pero es todavía superior (65,0%) la de quienes manifiestan que madrugar les cuesta poco o nada. Este grupo, a quienes además de no gustarles madrugar tampoco les cuesta apreciablemente hacerlo, representa en el conjunto de la población un 40,3%, el de los que les gusta madrugar y no les cuesta hacerlo supone un 32,5%, en tanto que el de los que no les gusta especialmente madrugar y les cuesta hacerlo supone un 21,5% y el de los que les gusta bastante o mucho madrugar pero también les cuesta hacerlo supone una minoría del 4,7%.

Son mayoría los españoles a los que trasnochar les gusta poco (36,7%) o nada (25,1%).

Frente a algo menos de cuatro de cada diez a los que les gusta bastante (22,4%) o mucho (15,2%).

Nuevamente es la edad la variable en función de la cual se registran las diferencias más significativas.

Entre los jóvenes, quienes tienen entre 18 y 30 años, casi se invierten esas proporciones del conjunto de la muestra, resultando que casi seis de cada diez (57,2%) manifiestan que les gusta bastante o mucho trasnochar, mientras que algo más de cuatro de cada diez (42,4%) declaran que les gusta poco o nada.

Entre quienes tienen edades superiores desciende el gusto por trasnochar y es significativamente inferior entre los que tienen entre 51 y 60 años, segmento de edad en el que el porcentaje de quienes declaran que les gusta bastante o mucho trasnochar representa sólo el 19,6%, frente al 80,4% que suponen los que les gusta poco o nada.

Entre quienes les gusta bastante o mucho trasnochar representan una clara mayoría (72,8%) los que señalan que les gusta poco o nada madrugar, en tanto que sólo uno de cada cuatro de ellos (26,3%) indica que también les gusta bastante o mucho madrugar.

La mayoría de los españoles declaran que les cuesta trasnochar poco (32,4%) o nada (37,6%), mientras que representan menos de uno de cada tres los que indican que les cuesta bastante (16,6%) o mucho (12,4%).

El esfuerzo para trasnochar varía ligeramente entre hombres y mujeres y de forma especialmente significativa en función de la edad.

Mientras entre los hombres representan un 26,5% aquellos a los que les gusta bastante o mucho trasnochar y un 72,4% a los que les gusta poco o nada, entre las mujeres se eleva ligeramente el porcentaje de quienes les cuesta bastante o mucho (31,3%) y desciende el de las que manifiestan que las cuesta poco o nada (67,8%).

La diferencia entre jóvenes y adultos es también en este punto clara.

Entre los jóvenes, quienes tienen entre 18 y 30 años, representan menos de dos de cada diez (17,0%) los que declaran que les cuesta bastante o mucho trasnochar, mientras que a más de ocho de cada diez (82,5%) les cuesta poco o nada.

Entre quienes tienen edades superiores a 30 años los datos varían ostensiblemente: se eleva la proporción de quienes declaran que les cuesta bastante o mucho trasnochar hasta situarse en uno de cada tres y desciende la de quienes les cuesta poco o nada hasta situarse en torno al 66%.

Al poner en relación los datos relativos al gusto por trasnochar y los referidos a cuánto cuesta aparece una relación directa: entre quienes declaran que les gusta bastante o mucho trasnochar representan nueve de cada diez (91,1%) los que señalan que les cuesta poco o nada hacerlo y sólo a menos de uno de cada diez (8,5%) les cuesta bastante o mucho.

Entre los que les gusta poco o nada trasnochar a algo más de cuatro de cada diez (41,8%) además les cuesta bastante o mucho hacerlo, mientras que a casi seis de cada diez (57,3%) les cuesta también poco o nada.